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Biografía

Soy afortunado al tener los padres que Dios me dio o como algunos dicen, los padres que escogí y afortunado también porque nací en México, justo en la capital del país, el 12 de abril de 1961.

Tengo sangre tarasca en las venas gracias a mi mamá y a los padres de sus padres; y por mi papá sangre tarasca-tolteca-olmeca aunque él, por sus orígenes, me comparte la mixteca. Sabiendo que los tarascos no pudieron ser sometidos por el imperio azteca, ahora entiendo lo que me ha movido en la vida y me mantiene firme en mi propósito.

De mi niñez no puedo decir gran cosa, la mía fue como la que todos tuvimos en la década de los 60s, sin las angustias que actualmente causa la delincuencia, salvo algo que obró totalmente a mi favor, mi familia fué de las primeras que poblamos el Conjunto Urbano Presidente Adolfo López Mateos de Nonoalco Tlatelolco, conocido simplemente como Tlatelolco. Un lugar que dió rienda suelta a mi libertad, no había calles que cruzar, todo lo teníamos ahí. Mis padres no tenían de qué preocuparse.

Había áreas de juego o canchas en donde convivíamos los vecinos de los edificios de alrededor. Los llamabamos "cuadros". Tuve la fortuna de hacer muchos amigos de varios "cuadros".

Vivimos el 68 y mi madre solía decir "ven te voy a contar cosas que yo ví y que no salieron en las noticias". Un evento inolvidable y trascendente para México y la humanidad.

En Tlatelolco pase mi niñez y mi juventud. Hice muchos amigos con quienes aún tengo contacto. Ahora, después de más de 50 años nos vemos con gran afecto y siempre recordando la buena época que tuvimos. Los años no pasan en balde, algunos se conservan muy bien para su edad, otros estamos más "golpeados por la vida".

El diseño del Arquitecto Mario Pani en Tlatelolco incluyó un Club Deportivo en cada sección del conjunto; "el club de la segunda" también me dio la oportunidad de enfocar mi energía al ejercicio y a las relaciones públicas.

He tenido una vida fabulosa que ha forjado lo que soy y por eso lo que escuche de Steve Jobs en su discurso en la Universidad de Stanford respecto a "unir los puntos" me hizo total sentido. Se refiere a que cuando uno hace una parada en la vida y observa lo que ha pasado en ella, puede uno darse cuenta que lo que ha vivido ha tenido una razón de ser para lo que uno es hoy.

Me hizo mucho sentido porque cuando uno está en "el ojo del huracán" no puede ver más allá, pero tal cómo mi amigo Antonio Velasco Piña me compartió en uno de esos momentos, "lo que sucede, conviene".

Fruto de este andar tengo 4 maravillosos hijos y tres nietos fabulosos; cada uno con sus propias características, gustos y objetivos. Tengo también una pareja que ha aceptado acompañarme en este andar. Todos y cada uno de ellos me "retan" día a día para que yo sea una mejor persona. Soy afortunado.

Por otra parte, en el camino para "encontrarme a mí mismo", doy gracias a Dios porque me ha permitido darme cuenta de errores que he cometido y de esta manera trabajar en mi interior y recuperar, sanar, reconstruir y crear nuevas relaciones.

¡ La vida sigue !

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